Guiándome y a otros en una temporada continua de crisis e incertidumbre

Tres a cuatro meses atrás, pensamos que el desafío y la crisis que estamos enfrentando iba a terminar pronto. ‘Esto también pasará’, fue el consejo que muchos de nosotros tuvimos que dar a otros y hasta recordarnoslo a nosotros mismos. Aún en medio del temor y luchas internas, esperábamos al futuro cercano, a la normalidad de las cosas. Los días fueron pasando, y al continuar en esta temporada de incertidumbre, esta siendo claro que esta temporada no va a terminar pronto. No solo no va a terminar pronto pero talvez no habrá un contexto post Covid-19, sino de, ¡continuar viviendo en una pandemia de Covid-19!

En un artículo escrito en marzo por Andy Crouch, Kurt Keilhacker, y Dave Blanchard, compartían, ‘este es un tiempo que urge rediseñar nuestro trabajo a la luz de lo que creemos que no solo será unas cuántas semanas de “tormenta de nieve”, tampoco de un mes de “invierno”, pero algo más cercano al inicio de 12-18 meses de una “era del hielo” en donde muchas suposiciones y acercamientos deben de cambiar para bien.’ Esto parece ser real para la mayoría de nosotros hoy en día, un invierno largo o una era del hielo.

Pero lo desafiante es que, ¡muy pocos de nosotros estamos preparados para guiarnos y/o a otros a través de este largo período de incertidumbre y crisis! Si miras a los líderes alrededor del mundo, hay respuestas variadas. Unos son como los avestruces, ajenos a los desafíos, usando el contexto desafiante para vivir las vidas que siempre han querido ¾irrelevantes al contexto, ¡sino que las vidas que siempre han querido vivir y disfrutar! Están usando este contexto para obtener ganancias personales, excusar la auto promoción y auto satisfacción de metas. Hay otros que han sido abrumados por el temor, pánico, falta de claridad y se han rendido o están viviendo vidas inefectivas¾ dejándose navegar por la corriente, esperando algún día que la corriente termine y que puedan nadar hacia la orilla. Pero de allí hay pocos que están viviendo y guiándose y guiando a otros con una claridad de pensamiento y tenacidad.

¿Qué ayuda a las personas a vivir vidas de tenacidad en medio de la crisis e incertidumbre que existe?

En la Biblia, hay una imagen de Jesús, fijando su mirada a Jerusalén y caminando hacia ella. Los discípulos lo siguen, y ellos tenían miedo (Marcos 10.32). Para Jesús, era hacia el final de casi un año o más de oposición. Él sabía que cuando empezará el viaje se estaba acercando al final del trayecto de su vida y de lo que ya ha experimentado hasta ese momento. John Piper dice, ´Cuando Jesús fija su mirada para ir a Jerusalén, el fijó su mirada a su muerte. Recuerden que, cuando piensen de la decisión final de Jesús de morir, él tuvo una naturaleza como la nuestra. Por el dolor, él se hizo para atrás como nosotros hacemos. Él hubiera querido disfrutar del matrimonio y de hijos y nietos y de una larga vida y estima en la comunidad.’

Cuatro aspectos sobresalen cuando seguimos a Jesús en su trayecto durante los siguientes días de su vida.

La claridad de la compresión del propósito. Él estaba claro de lo que vino a hacer y esa claridad del propósito le dio la habilidad de enfrentar una oposición larga y desgastante, y de los pocos días venideros. Él estaba seguro que el cruce estaba delante de él y que lo iba a alcanzar a través de unos días difíciles. ¡Pero él estaba claro que este era el propósito por el cual había venido!

El cuidado a sus seguidores. En los siguientes dos días, y antes de eso, lo encontramos pasando más y más tiempo con sus amigos y seguidores, animándolos y apoyándolos. Aunque él se sentía sin calma y desafiado, él intencionalmente pasó tiempo animando y desafiando a sus amigos a seguir persistiendo. En Juan 13 dice, ‘Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.’ Con ese sentido profundo de amor, seguro de la claridad de quién era y cuál era el propósito de su vida, él les lava los pies a sus discípulos incluyendo a quien lo iba a traicionar.

La apertura y vulnerabilidad. En el jardín de Getsemaní, él invitó a sus amigos cercanos para acompañarlo. El lugar donde iba a derramar todas sus luchas internas y dolor hacia su padre. Pero ese aspecto de su vida fue abierto para sus amigos cercanos para que vieran y entendieran. ¡Él les pidió que estuvieran despiertos y que orarán como apoyo!

Su sumisión. Los siguientes días vemos un maestro calmado y sereno caminando el trayecto puesto delante de él, completamente sometiendo el contexto, los desafíos y el futuro a las manos soberanas de su padre.

Un modelo para que reflexionemos. Nuestra tenacidad debe de venir de la claridad de nuestro propósito. Esa claridad del propósito y certeza de nuestra identidad debería permitirnos cuidar de otros, aún cuando nosotros mismos necesitamos cuidado. Pero tenemos que vivir y modelar una vida de vulnerabilidad, apertura y oración. Oración siendo de derramar nuestras confusiones a Dios nuestro padre. Y de tal compromiso con Dios y amigos llevando a la sumisión y confianza, ¡confianza en la comprensión de los propósitos de un Dios soberano!

¡Que Dios nos permita vivir tales vidas de tenacidad en este desafiante y confuso largo invierno!

Leave a Comment