Estamos en un momento de Penuel con Dios para ser quebrantados y hechos vulnerables

La vida de Jacob habla a nuestras vidas en esta temporada. La parte de su historia que es particularmente relevante para nuestros días es el encuentro en Penuel. Un hombre que siempre quiere tener el control de su vida ¾maquinando, planeando y creando estrategias para continuar avanzando aún si significara jalar a otros hacia abajo¾ repentinamente se encuentra vulnerable y solo, ¡luchando con un hombre que resulta siendo Dios!

En sus primeros años, Jacob mostraba muy bien las características de su nombre ¾usurpador, engañador, el que lucha con hombres. Él siempre está corriendo adelantándose a los planes de Dios para su vida, tratando de tomar el control por diferentes medios. Él engaña a su hermano y a su padre y huye a Medán temiendo la represalia de su hermano. Pero los 20 años que pasa en Medán con su suegro fueron una fase dura de su vida, porque conoce a uno que es igual a él. Labán es igual, un astuto engañador y manipulador.

El momento de Penuel ocurre en su camino de regreso a la tierra de sus antepasados. Jacob, ya habido tenido suficiente de su suegro, quiere retornar a su tierra natal con sus dos esposas y once hijos, pero él tiene miedo. Él recuerda el enojo de su hermano Esaú y espera lo peor. Entonces, él planea bien su viaje para proteger sus pertenencias y su familia. Y hasta enfrente de la caravana él posiciona múltiples regalos seguido de diferentes grupos, seguido de su familia y luego él mismo los seguía hasta atrás. Después de que él mandó a los otros a cruzar el vado, se quedó solo. Y allí él se encuentra al hombre.

El hombre entra a un combate de lucha libre con Jacob. Ellos luchan toda la noche. Finalmente, el hombre disloca la cadera de Jacob. Aunque discapacitado, Jacob no lo deja y le dice, ‘No te soltaré hasta que me bendigas’. (Génesis 32:26)

Un hombre capaz por sí solo que está tratando de avanzar en su vida y que pareciera estar en control repentinamente se encuentra cojo. A partir de ese día, cuando él se despierte cada mañana se despertará cojeando. Cuando él se levante de la cama, se recordará de cómo en ese día de Penuel él fue lisiado, quebrantado y hecho vulnerable.

Como individuos y como naciones, podemos reconocer que estamos en nuestro propio momento de Penuel. Muchos de nosotros hemos sido recordados que no estamos en control de nuestras vidas. Las naciones y sus líderes se han dado cuenta que ellos tampoco tiene el control. Los sistemas en los que hemos puesto nuestra confianza ¾la economía, estabilidad, salud, etc¾ han sido removidos. Estamos siendo recordados que vivimos en un mundo quebrantado. No rechacemos, pero abracemos esta temporada de discapacidad.

Luego de lisiar a Jacob, el hombre en Penuel le pide que diga su nombre. Los nombres en la cultura Judía denotan carácter. El usurpador y el que lucha contra el hombre ¾Jacob¾ es ahora cuestionado para que dijera su nombre y por consiguiente su carácter. Cuando él hace esto, le es dado un nuevo nombre ¾Israel, el que lucha con Dios. Un cambio de nombre significa también un cambio de quién es. De ser una persona que lucha con controlar su vida se convierte en, ¡alguien quien entrega su vida a Dios!

En este momento de Penuel nosotros como individuos y como naciones no solo debemos de abrazar nuestro quebranto, pero también necesitamos dejar que Dios cambie nuestro nombre y carácter. Cambiemos de ser necesitados de control a entregar todo hacia Dios.

¿Cuál sería el resultado de esto?

Si seguimos la vida de Jacob después de su encuentro en Penuel, dos cosas resaltan.

Primero, hay una renovación de su relación con Dios. Hasta ese entonces, a diferencia de su padre y abuelo, él no había construido un altar o alabado a Jehová. Mientras huía de su hermano él había negociado con Dios y le prometió que si Dios lo regresaba a salvo a Betel, él iba a construirle una casa allí. (Génesis 28:20-22) Él olvidó esa promesa. Post lisiado y con el nombre cambiado, vemos a Jacob construyéndole un altar a Dios en Siquén. (Génesis 33:18-20) Pero luego de adaptarse, él vuelve a olvidar su promesa acerca de Betel. Dios va con él y le recuerda, entonces él regresa a Betel, construye un altar y alaba a Dios allí. (Génesis 35:1-7)

En segundo lugar, si seguimos la vida de Jacob después del momento de Penuel, vemos que él ya no se dirige a el mismo. En cambio, él esta siendo dirigido ¾pacíficamente¾ por Dios y sus seres queridos. Esto es lo que pasará con nostros si no desperdiciamos esta preciosa temporada de Penuel. Debemos de orar para que nuestro mundo reciba esta experiencia también. Oremos para que las naciones y sus líderes desarrollen un sentido de confianza, dependencia y descanso ¾no en nuestra propia habilidad de controlar la situación, sino en Dios.

Que esta temporada sea proactiva en comprometerse con Dios a través de ser quebrantados, hechos vulnerables y permitiendo que Dios cambie nuestro nombre y carácter. Tal cual temporada nos guiará a una relación renovada con Dios y de paz de ser dejaros guiar por él.

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