Formas creativas y prácticas para ayudar a las personas, en comunidades pobres, a responder al COVID-19

Mientras escribo, estamos viviendo una gran variedad de situaciones. Tal vez estemos en primera línea, agotados y saturados de trabajo. O, al otro extremo del espectro, quizás encerrados y disfrutando más tiempo con nuestras familias. Y, por supuesto, hay muchas otras situaciones entre estos dos extremos.

Pero quizás, en la mente de muchos de nosotros estén las dos preguntas siguientes:

Primero, ¿qué se puede hacer para ayudar a las personas en las circunstancias más difíciles, especialmente en los núcleos urbanos pobres, las barriadas y los campamentos de refugiados y desplazados internos?

Segundo, ¿cómo pueden brindar la iglesia, los líderes cristianos y las congregaciones un liderazgo sabio, colaborativo y compasivo basado en la verdad?

Para aquellos de nosotros que vivimos en países y entornos de mayores ingresos, no es tan difícil seguir las reglas bien conocidas: mantenerse separados cada uno del otro al menos dos metros de distancia, lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, y quedarse en casa si es posible.

Pero como ya sabemos muchos de nosotros, y como podemos imaginar todos, es completamente diferente para los mil millones de personas que viven en barriadas o campamentos de reasentamiento. Esta es la situación de una de cada ocho personas de la población mundial. Además, el 5% de la población mundial que vive en comunidades indígenas está en grave peligro (por ejemplo, en Perú, Brasil y Bolivia).

Aquí, hay algunas sugerencias de la amplia variedad de personas con las que nos encontramos en la Red Arukah : de diferentes países; y de pacientes y contactos, a quienes algunos de nosotros vemos en nuestro trabajo diario.

Escuchar a la comunidad

Me encantó ver este consejo, resumido de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Estamos tratando de adoptar este mismo enfoque en la Red Arukah:

  • Los miembros de la comunidad, los marginados incluidos, deberían identificar soluciones que funcionen mejor en sus propias situaciones.
  • Luego ellos usan su capacidad para movilizar redes más amplias
  • Como las ideas son propiedad comunitaria, es más probable que las personas las sigan
  • Han sido efectivas las respuestas al VIH y Ébola a nivel comunitario
  • Pero ahora se necesitan modelos para ayudar a las comunidades a unirse, colaborar y recibir cuidados y acompañamiento.
    (LSHTM DEPTH Group Lancet 2020; 396: 1676-1677 (30 de mayo))

Se encuentran varios miembros de ICMDA en una situación ideal para alentar tales iniciativas, y dar consejos cuando sea necesario.

Ayudar a establecer estructuras de liderazgo.

Cuando el gobierno no brinde adecuadamente tales estructuras de liderazgo, la sociedad civil, incluidas las comunidades de fe y eclesiásticas, pueden ayudar a establecer o fortalecer estructuras ya operativas: a nivel de barrio, comunidad o subdistrito, e idealmente con el apoyo de profesionales de la salud. Esto puede permitir dos enfoques valiosos (ver abajo), que pueden salvar vidas, siempre que ya existen algunas estructuras comunitarias.

1. Establecimiento o aceleración del seguimiento, rastreo y aislamiento del Covid-19.

Estos procesos son esenciales para prevenir la propagación del virus. Cuando las pruebas no están disponibles, se puede utilizar un “enfoque sindrómico”: en otras palabras, identificar a aquellos con síntomas probables, de modo que el rastreo y el aislamiento puedan continuar.

2. Protección de personas vulnerables

A veces conocidas como “zonas verdes”, estas son áreas a nivel familiar, de barrio o comunidad, donde las personas con mayor riesgo pueden ser “protegidas” de los riesgos de ser infectadas por otras personas: de las que puedan ser infectadas sin siquiera saberlo. La evidencia muestra que esto se hace de manera más efectiva mediante el “blindaje institucional”, en otras palabras, utilizando un “área neutral” donde las personas vulnerables pueden venir, en lugar de aislarse en los hogares, donde a menudo los riesgos son mayores. Por supuesto, esto debe hacerse con el acuerdo y el apoyo de la comunidad, y de una manera compasiva e inclusiva. Las congregaciones cristianas pueden estar bien ubicadas para liderar el proceso. No siempre es fácil, pero resulta que sí es posible en algunas áreas, como lo muestra este informe de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres: Guide for the prevention of COVID-19 infections among high-risk individuals in camps and camp-like settings. (En español): Guía para la prevención de infecciones por COVID-19 entre individuos de alto riesgo en campamentos y entornos similares.

Asegurarse de que haya información precisa disponible

Uno puede usar pósteres y grupos comunitarios de WhatsApp, la radio y todos los demás medios, para asegurarse de que los miembros de la comunidad tengan información de salud precisa. Lo ideal es que esta información sea de origen gubernamental o aprobada por el gobierno, para evitar confusiones: pero debe basarse en la ciencia.

La difusión frecuente de información correcta contribuye a disipar gradualmente los rumores y teorías de conspiración falsos y, a veces, mortales. Estos rumores surgen rápidamente, cuando se apodera el miedo de un nuevo peligro. Estoy seguro de que todos ya conocemos las noticias falsas que son comunes en nuestra comunidad. Este artículo es útil.

Debemos estar seguros de que nuestra información es precisa, fácil de entender y usar, y que está escrita acorde a la cultura y al idioma. Para ayudar a reforzar el mensaje, uno puede aprovechar lo siguiente: los videos, las imágenes, las historias, y citas de modelos respetados por la comunidad.

Una vez más, la iglesia puede ayudar aquí: siempre que proporcione información veraz, respaldada por el cuidado compasivo de los miembros de la comunidad. Un cuidado basado en la necesidad, y no en el credo.

Permitir que hablen las comunidades sobre sus propias necesidades y respuestas

Es importante descubrir de las comunidades locales los problemas y temores actuales que los enfrentan. Muchos dicen que el mayor problema no es COVID en sí, sino los efectos del encierro: la falta de alimentos, el aumento de la pobreza, la brutalidad policial y las dificultades de tener que vivir juntos en espacios confinados.

Las comunidades están haciendo cosas increíbles. A continuación, presentamos algunos ejemplos solamente:

En el proyecto ASHA, Delhi, que trabaja en más de cuarenta asentamientos marginales, los trabajadores de salud comunitarios y otros han estado visitando hogares, para asegurarse de que las personas tengan suficiente comida y dinero para sobrevivir. En respuesta a las solicitudes también, están proporcionando paquetes de higiene menstrual para niñas adolescentes.

En Ruanda, un grupo de Arukah identificó a 40 familias más necesitadas, y proporcionó frijoles, harina de maíz, arroz y jabón. 

Muchas comunidades están alentando a las familias a celebrar las cosas buenas juntas, por ejemplo, usando música, humor y la maravilla de la naturaleza.

Las iglesias están transmitiendo servicios, que a menudo llegan a más personas de las que asistirían a un servicio religioso. Esta es una gran oportunidad para que los líderes de la iglesia u otras personas en sus congregaciones, como parte del servicio, agreguen valiosos consejos de salud y orientación sobre la salud mental.

En circunstancias donde es imposible el distanciamiento social, muchos proyectos están trabajando duro para asegurarse de que las familias, los vecinos y los miembros de la comunidad tengan mascarillas y jabón, y que sepan cómo usar ambas cosas.

Mostrar amabilidad especial y apoyo creativo a las personas con discapacidad y otras vulnerabilidades.

En un área de Kenia, las mujeres han estado cocinando comidas y dándolas a los agentes de policía, ya que reconocen que tienen hambre de tantas horas en las calles. En las zonas de Kericho y otras partes del país, los grupos tribales están dejando de lado sus diferencias para apoyarse mutuamente y creando así nuevos modelos de amistad.

Los de diferentes religiones están trabajando juntos con éxito en la búsqueda de interés común, como se hizo tan exitosamente en Sierra Leona en el momento del Ébola.

En Jamkhed, Maharashtra, India, un programa de salud rural ha tratado a casi 150 personas, infectados de COVID-19 y en cuarentena, y mientras tanto se sirven 5.600 comidas calientes gratuitas.

Una respuesta apropiada de los líderes espirituales.

Dado que los líderes espirituales a menudo son los más escuchados y respetados, debemos brindar información fácil de entender, para que puedan ayudar a sus congregaciones a comprender el proceso.

Los líderes religiosos pueden asumir un papel de liderazgo en todas las ideas ya descritas. Una cosa es importante: necesitan ser guiados hábilmente hacia el espectro más basado en la verdad, y menos extremo, de sus enseñanzas religiosas. Esto es especialmente relevante para cristianos y musulmanes, quienes por defecto dicen que Dios y la oración serán suficientes para prevenir o curar el COVID.

Esta es una oportunidad única para que los líderes espirituales en general, y los líderes y congregaciones de iglesias en particular, modelen y lideren con respuestas compasivas, colaborativas y científicas.

Una sugerencia final

Algunas de las mayores tensiones familiares ocurren durante el autoaislamiento. Las heridas y los agravios pasados ​​pueden salir a la superficie y agravar enormemente la enfermedad mental, el abuso o incluso la violencia. El don del perdón, mejor aún el del perdón mutuo, pueden ser asombrosos. Cuando un líder familiar o un miembro respetado de la familia sugiere que todos acepten a perdonar los agravios pasados, sigue entonces la sensación de absolución de todo lo que ocurrió en el pasado.

Explicar el perdón y la absolución puede ser difícil, y uno tiene que hacerlo de manera auténtica. Pero si uno lo hace con amabilidad y sensibilidad, en la presencia de Dios y con una oración breve y gentil, el proceso de perdonar puede traer nuevas bendiciones y paz a la familia.


Ted Lankester es director de la Red Arukah

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